Las bondades del reconocimiento

Escrito por el 10 - 11 - 2015 en blog | No hay comentarios

Las diferentes situaciones a las que nos enfrentamos a diario pueden provocarnos un nivel de ansiedad demasiado alto, demasiado estrés. Es verdad que cada persona reacciona de un modo diferente y todos somos susceptibles de mejorar para gestionar de un modo más adecuado lo que nos pasa. También es verdad que tod@s estamos aprendiendo constantemente y esa capacidad es innata en todos los seres humanos.

Pero a menudo caemos en el error de “adoctrinar” a la persona ansiosa que tenemos a nuestro lado diciéndole cosas como “no hay motivo para que estés así” o “te pones insoportable y me transmites tu mal rollo…” Esto sólo añade más leña a la hoguera, ya que la persona además de seguir sintiéndose ansiosa, empezará a pensar que no la entendemos, que no nos ponemos en su piel.

Intentando solucionar el problema, agrandamos el problema…

A veces, es algo tan sencillo como transmitirle nuestro apoyo con palabras mucho más cercanas “entiendo que has tenido que pasar un mal momento” o “ya imagino lo mal que te has sentido, no es agradable enfrentar una situación en ese estado de malestar…” y lo demás fluirá de un modo natural, ya que la persona se siente comprendida y ese es siempre el mejor comienzo para poder poner en práctica un cambio de actitud en futuras ocasiones.

Es fácil desde una postura serena y tranquila enjuiciar el comportamiento de los demás, pero eso no ayuda a que la persona se sienta mejor, más bien acentúa su tristeza y su desánimo, ante la evidencia de que la gente de su entorno no entiende el estado en el que se encuentra.  “Reconocimiento” es una palabra que encierra la virtud de ponerse en el lugar del otro, de un modo sincero, acercándonos a su postura suavemente y dejando que la persona desahogue toda su frustración, su tristeza o su ansiedad.

Escuchar atentamente, observar sus gestos y su conducta, nos dará las pistas para ayudar desde la empatía, no se necesita más ingrediente que humanidad en estado puro, ese ingrediente que tan a menudo olvidamos cuando damos por hecho que las cosas sólo pueden ser vistas desde nuestra perspectiva.

Hace algún tiempo una paciente se quejaba de que su pareja la había ignorado hace años, en un evento familiar,  la había dejado sola y “aislada” y todavía arrastraba la secuela de dolor cuando recordaba la escena.  Fue curioso comprobar como aunque su pareja le había pedido perdón en repetidas ocasiones, ella no podía cerrar la herida, “todavía sangra”, solía decir.

Nos dimos cuenta que faltaba el ingrediente sanador del reconocimiento por parte de él, de que efectivamente se daba cuenta de lo mal que lo había pasado y que entendía su tristeza. Y es que simplemente pedir perdón no basta, cuando la otra persona siente que no está siendo comprendida.

Reconocimiento, es una palabra mágica que se lleva a cabo desde la humildad y la sencillez, algo que cala profundamente en el estado de las personas, algo que por sí mismo tiene la fuerza de cicatrizar heridas y volver a empezar con la intención de cometer errores nuevos y aprender de los antiguos.

“La causa de la mayoría de los problemas de relaciones humanas, está en la falta de reconocimiento mutuo”

Doménico Cieri Estrada

 

Pilar Crespo

Psicóloga en La Habitación Psicología

 

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