pareja y sexualidad

Son muchas las situaciones que ponen en peligro a la pareja: relaciones extra-matrimoniales, mal reparto de tareas domésticas, exceso de trabajo, mala situación económica, roles mal establecidos… Estos problemas se convertirán en el centro de nuestros conflictos en función de que nosotros lo permitamos. Es fácil caer en la descalificación, en la indiferencia o incluso en la agresión en las situaciones difíciles, generándose un círculo vicioso de resentimiento en el que respondemos de forma negativa a lo que la otra persona nos dice, de forma negativa también.

Respecto a la sexualidad, aunque son muy pocas las personas que hablan de ello, casi la mitad de la población ha sufrido en algún momento un trastorno sexual. Este tipo de problemas suele conllevar un alto grado de sufrimiento personal, pudiendo acarrear o darse a la vez que problemas de pareja, ansiedad, problemas de autoestima o, incluso, depresión. Son razones de tipo cultural y tabúes sociales los que nos hacen no pedir ayuda y poner solución a estos problemas.

Si bien es cierto que una parte de las disfunciones sexuales puede estar provocada por problemas médicos, son, en su mayor parte, los problemas psicológicos los que se encuentran detrás, en el origen y el mantenimiento de estas disfunciones. Son la ansiedad, las creencias erróneas acerca del sexo, los problemas de pareja y ciertos miedos no resueltos las principales causas de las disfunciones sexuales.

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Inapetencia Sexual

Definir este problema es muy difícil, y sólo un profesional está capacitado para valorar cuando se trata de una disfunción por inapetencia, ya que la frecuencia con la que se producen los contactos sexuales varía mucho de una persona a otra, e incluso si hablamos de una misma persona, de unos momentos a otros de la vida. Algo que siempre está presente en la Inapetencia Sexual es la insatisfacción de uno de los miembros de la pareja.

Trastorno de la excitación sexual

Así llamamos a los problemas derivados de la incapacidad de excitarse en una mujer.

Disfunción eréctil

Se puede dar en diferentes grados. Es posible que nunca, o durante una temporada muy larga, no se haya producido una erección, a pesar de existir una estimulación suficiente. En este caso es más probable una causa médica, y habría que descartarla en primer lugar. En el caso de que se pueda conseguir una erección cuando se esté solo, pero no con la pareja, o si cuando se consigue no se puede mantener durante el tiempo suficiente para realizar el acto sexual (penetración y coito), la causa psicológica es la más problable. Cerca del 85% de los casos de disfunción eréctil tienen un origen de tipo psicológico.

Cerca del 85% de los casos de disfunción eréctil tienen un origen de tipo psicológico.

Eyaculación precoz

Este trastorno suele tener su origen en un problema de ansiedad; en muchas ocasiones el varón sufre una ansiedad excesiva por satisfacer a su pareja, o por tener un buen rendimiento durante el acto sexual, equiparando su valía a cómo se comporte durante el mismo.

Eyaculación retardada

Se refiere a la incapacidad para experimentar un orgasmo, siendo la estimulación suficiente para ello. Suele tener un fuerte componente psicológico, y la eficacia del tratamiento es muy alta.

Anorgasmia femenina

Es equiparable a la eyaculación retardada en hombres, y al igual en que en ésta, hay dos grandes factores que influyen: la no concentración en las propias sensaciones, y el desplazamiento del interés sexual hacia otras cuestiones (se piensa en otras cosas), además del exceso de control, es decir, la incapacidad de dejarse llevar por la excitación, lo que impide la actuación del sistema nervioso parasimpático, el encargado de producir el orgasmo.

Vaginismo

El vaginismo es la imposibilidad de realizar el coito, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina. Detrás del vaginismo suele haber un problema de ansiedad, y las primeras experiencias suelen haber estado caracterizadas por la tensión, por el estrés, por la falta de tacto o de experiencia de la pareja,  todos estos factores pueden haber provocado una respuesta de contracción de los músculos vaginales, lo que produce dolor.

 El éxito en este tipo de tratamientos es superior al 80%.