Pasar Página

Escrito por el 17 - 11 - 2014 en blog | No hay comentarios

Cuántas veces habremos escuchado historias, en las que alguien se queda encallad@ en una situación dolorosa, completamente desolad@ y sin saber qué hacer. Son historias que cualquiera de nosotros podemos vivir, en cualquier momento de la vida, de forma inesperada a veces, como la muerte de alguien querido; o en el caso de separaciones, traumas, desencuentros, maltratos, etc. A veces incluso, el recuerdo de alguna experiencia acontecida en el pasado, que sigue reviviéndose en la actualidad y causando el mismo dolor emocional – o incluso mayor que cuando ocurrió – sigue latente, sin dejarnos avanzar.

Darnos un tiempo para estar mal forma parte del proceso, no intentar animarnos a toda costa, ni distraernos de forma compulsiva con mil actividades que nos impidan pensar. Sentir dolor  es sólo un indicio de nuestra naturaleza humana; y darnos permiso para asumir la situación, implica dejar pasar un período de tiempo para que podamos reconducir nuestra vida, sin prisas, puede ser un camino difícil al principio, pero si lo hacemos bien, acabaremos por aceptar el cambio y podremos continuar el camino.

Sin embargo, no siempre se consigue, y a veces sentimos que no podemos seguir hacia adelante porque la pena nos invade y nos paraliza. Y así es como se crea una espiral de malestar emocional que puede llegar a empañar todos los momentos del día, cronificando los pensamientos e incapacitándonos para pensar en algo que no esté relacionado con nuestra desdicha.

En esos momentos cuando la espiral nos engulle, comenzamos a dar vuelta y más vueltas a la creencia de que ya nada volverá a ser igual, esto puede llevarnos a la inactividad y a la tristeza más absoluta; así como a la búsqueda de alguien que pueda llenar ese vacío, casi de forma obsesiva.

Pero nadie puede llenar nuestros vacíos, ya que los demás están ocupados llenando los suyos, más bien, tendremos que aprender a fomentar nuestra autonomía, si queremos sentirnos fuertes y con capacidad para tomar decisiones. Sabemos el gran poder que tienen los pensamientos, y solemos ajustar nuestra conducta a ellos, por lo tanto, si pensamos que somos desgraciad@s, así nos comportaremos.

Cambiar esta dinámica pasa por introducir cambios, pueden ser cambios incómodos, cambios que no apetecen; por eso a veces nos instalamos en el “malestar”, ya que el hacer cosas diferentes suele provocar miedo e incertidumbre, y esto nos mantiene en la pasividad, en una especie de creencia “mágica” de que las cosas cambiarán por sí solas, o de que alguien podrá hacer algo para revertir nuestro estado.

La realidad es que somos l@s unic@s responsables  del CAMBIO, y el pasar página para comenzar una nueva etapa, es algo que sólo de nosotr@s depende.

Estás diseñad@ para superar las dificultades y aprender de ellas, pero no para quedarte anclad@ ¡Date tu tiempo para sanarte y recuperarte pero no olvides que el camino sigue!

“No podrás leer el siguiente capítulo de tu vida, si continúas releyendo el último…”

 

Pilar Crespo

Psicóloga en La Habitación Psicología

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